miércoles, 28 de marzo de 2007

La estética de la mopa


No es justo que a una persona que está acostumbrada a no tener ventana, la pongan siempre en clases con vistas. Encima mi lado de pueblo de secarral hace que me embabie con sólo ver un poquitín de verde.

En la práctica de ontología de hoy mi interés se dividía entre el pino ese medio azul y lo raro que anda alguna gente en la facultad de filosofía, y el profesor al que las malas lenguas acusan de cocainómano y yo lo veo igualito igualito que Val Kilmer. Normalmente me gustan sus clases pero hoy creo que ha insistido demasiado en la idea de que Sócrates aunque enamorado de siempre de Alcibiades esperó mucho para ir y decirle unas cuantas cosillas, entrarle, que diría cualquiera.
Y no fué por sus riquezas, ni por su belleza ya de capa caída, por lo que estaba enamorado Sócrates de él. Sino por lo que Sócrates creía que Alcibiades era aunque éste no se diera cuenta y por todo lo que lo necesitaba, aunque el propio Alcibiades no lo supiera. Muy seguro de eso estaba Sócrates. No sé a qué me suenan esas cosas...ejem.
Después ha contado el profesor (mientras se emocionaba) el abrazo que Alcibiades muerto de celos le da en el Banquete a Sócrates (ese viejucho bajito tocapelotas). Y de este abrazo ni os imaginais las conclusiones que Onto Val Kilmer ha sacado. Después ha dicho que si creemos que ve cosas donde no las hay, que se lo digamos. Pero claro, cualquiera le chafa el culebrón que se ha m-ontado (ja-ja-ja...chiste malo que dudo pilleis). Y claro, todo esto del amor del joven por el viejo me ha recordado a las típicas parejas de hombres que se ven en "La vie en rouge" un desolador martes por la noche en Murcia. Y de ahí ya he seguido un proceso que ha acabado con Alcibiades y Sócrates en Fluid un domingo por la tarde bailando techno y bromeando sobre el cristo de monteagudo.
Después se ha acabado la clase y yo había tomado dos renglones de apuntes.
escuchando: Picolo - old school con Metro

lunes, 26 de marzo de 2007

Algo que deberiais saber.

Para algunas cosas he tardado bastante en madurar. Cuando era pequeña y en el recreo estábamos en el patio pisando esas bolitas que soltaba la palmera con la que me rascaba la espalda...y alguien decía "Dios...que peste ¿quién se ha tirado un pedo?...puaggg...qué asco" Yo nunca lo olía. Por supuesto decía lo mismo que ellos cual simio imitador, pero os juro que no olí un pedo por lo menos hasta los 14 años. No creo que fuera por falta de olfato, porque otras cosas más sutiles sí que las olía. Era sin duda, por falta de madurez. Cada uno tiene sus cosas.